martes, 21 de abril de 2009


La importancia del medio ambiente en nuestras vidas y progreso se volvió indispensable mucho antes de que nosotros fuéramos conscientes de los efectos negativos que esto podría causar. Déjeme hacerles una pregunta. ¿Nos habremos dejado llevar por el dinamismo de vida moderna al extremo de poner en peligro nuestro propio hábitat?

De hecho, hay muchos problemas ambientales que destruyen nuestro planeta poniendo en peligro nuestra supervivencia. La verdad es que intervenimos en el curso regular de la naturaleza para satisfacer nuestras necesidades corrientes sin contemplar las consecuencias que ésto podría traernos en un futuro muy cercano.

Una de las preocupaciones principales en Argentina y en el mundo entero es el consumo y la distribución del agua. Muchos podrían decirme: “No es un problema. ¿No sabés que el 70% de nuestro planeta está cubierto por agua? Es infinita.” Sin embargo, déjenme decirles que el 97,5% del agua es salada, el 2,5% del agua dulce está congelada y apenas el 0,26% es accesible para nuestro consumo. Entonces, ¿hay tanto agua al final?

La demanda del agua está aumentando muchísimo en respuesta al crecimiento del desarrollo demográfico, industrial, la dependencia creciente en la agricultura de irrigación, la urbanización masiva y los niveles de vida más altos. En este siglo, mientras la población líder mundial se ha triplicado, la extracción de agua ha aumentado más de seis veces. Debemos recordar que este es un recurso no renovable.

Se estima que en el año 2025, el 80% de la población global sufrirá la carencia del agua. Podríamos estar a sólo 20 años de esta crisis. Es muy difícil imaginárselo, no? Sin embargo, hay siempre un lado positivo, poseemos el Acuífero Guaraní que, se supone, es reservas suficientes para suministrar al mundo durante al menos otros 200 años...

Creo que todos deberíamos tener acceso a condiciones seguras de agua. No deberíamos permitir que 2.000.000 (dos millones) de personas mueran por día porque el agua es escasa o está contaminada. Nosotros podemos empezar por contribuir con cosas menores y así podríamos reducir el 25% de muertes y enfermedades.

Tenemos que dejar de vivir como si tuviéramos infinitos suministros de agua y comenzar a admitir que debemos luchar con restricciones serias. Para prevenir una crisis, la utilización excesiva e incorrecta del agua tiene que parar lo más rápido posible. No podemos seguir gastando y ensuciando este recurso. Podríamos mejorar la calidad de vida en nuestro planeta si ponemos en acción algunas medidas como la educación ambiental y la integración social. Es fácil decirlo, pero por qué no hacemos algo al respecto?

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